martes, 13 de septiembre de 2011

Independiente, otro grande que tambalea

   El Club Atlético Independiente, uno de los equipos más grandes y con más títulos del país, está sumergido en una gran crisis dirigencial y política, algo que repercute en sus resultados deportivos y que puede terminar arruinando a la institución.
 Independiente viene teniendo un mal desempeño deportivo en los últimos años, lo que se puede evidenciar por los malos resultados, las complicaciones con el promedio y la falta de campeonatos. Desde el 2002 que no gana un torneo local y no es protagonista en las competencias argentinas. Sólo logró dos cuartos puestos -Apertura 2009 y Clausura 2010- cuando el último técnico campeón, Américo Gallego, volvió a dirigirlo. Al mismo Gallego luego no le renovaron el contrato por un conflicto con la dirigencia y con el presidente, Julio Comparada, que además durante su mandato contrató directores técnicos que no fueron capaces de remediar la situación y no estuvieron a la altura de dirigir a un club con tanta historia -Pedro Troglio, Claudio Borghi y Daniel Garnero, por citar a algunos casos-.
 En el plano internacional, que históricamente le sentó bien a Independiente, pudo lograrse la consagración en la Copa Sudamericana 2010, que fue posible gracias a la contratación de Antonio Mohamed en el banco y a las grandes actuaciones de sus figuras, como Hilario Navarro, Eduardo Tuzzio, Hernán Fredes y Facundo Parra. Luego el equipo bajo su nivel considerablemente y no pudo hacer un buen papel en la Libertadores ni ganar la Suruga Bank en Japón ni la Recopa Sudamericana contra el Internacional de Porto Alegre -dos grandes oportunidades de sumar trofeos internacionales, que en los últimos tiempos se le hizo dificultoso al rojo-.
 Todos estas desventuras deportivas devienen de un mal manejo dirigencial de Comparada, que no sólo tuvo malas gestiones en la incorporación de jugadores y técnicos, sino que endeudó a la institución y no pudo terminar el estadio Libertadores de América -a pesar de las ventas record de Sergio Agüero, Oscar Ustari y las de Germán Denis, Daniel Montenegro e Ismael Sosa, entre otras-.
 En este año de elecciones -serán en diciembre- el presidente intenta hacerse fuerte para seguir en el puesto y es por eso que mantiene relaciones con los barrabravas, con los que anteriormente tuvo distanciamientos y que, de hecho, lo reprobaron ante malas campañas. Esto pudo evidenciarse en el último clásico contra Boca Juniors, cuando los hinchas insultaron al mandatario y fueron callados y reprimidos por los barras.
 El partido terminó con una derrota por 1 a 0 y con el despido de Mohamed, que recibió la visita del presidente en el vestuario y, minutos luego, la de los barrabravas, que le mandaron el mensaje para que dejara el cargo. La historia terminó con la hinchada tocando la marcha fúnebre y pidiendo por su salida en las inmediaciones del estadio.
 El conflicto continuó en el encuentro siguiente, contra San Martín de San Juan, cuando los hinchas se ubicaron en la Tribuna Sur, del lado opuesto a donde esta la hinchada, para mostrar su descontento y cantar canciones en contra de los dirigentes.
 La hinchada de Independiente es una de las más fuertes del país y está aliada con grupos políticos, entre ellos, con el gremio de camioneros liderados por Hugo Moyano. El hijo de Hugo, Pablo Moyano, está trabajando con las divisiones inferiores y está asociado con los hinchas pesados del club.
 Puede decirse, entonces, que los problemas futbolísticos, económicos y políticos obligan al equipo de Avellaneda a revertir la situación para no peligrar con el promedio y para no seguir endeudándose. Más allá de quiénes sean los líderes políticos después de diciembre, se deben cambiar las cosas para que una figura tan grande del fútbol argentino no caiga. Ya le pasó a River Plate, ¿le pasará a Independiente?