martes, 14 de febrero de 2012

Jeremy Lin: básquetbol y marketing

   Si hay algo que destaca a la NBA y hace que sea la mejor liga del mundo -además de que en ella juegan los mejores jugadores- es el show que genera a su alrededor y que se expande alrededor del globo. La National Basketball Association había logrado abrir el mercado al continente asiático cuando, en el 2002, el chino Yao Ming fue drafteado por los Houston Rockets. Sin embargo, con sus constantes lesiones y su retiro en 2011, los fanáticos orientales dejaron de seguir la liga. Ahora, la fiebre amarilla volvió con una joven promesa: Jeremy Lin.
 Poco se conocía del hijo de taiwaneses, pero nacido en California: de 23 años, se destacó en la secundaria tanto en el básquet como a nivel educativo, con notas que rozaron la perfección y participación en el diario escolar. Se graduó con honores en Economía, en Harvard. En cuanto a lo deportivo, logró promediar 12.9 puntos y 3.5 asistencias a nivel universitario. A pesar de ello, le costó mucho llegar a competir en la liga, ya que no fue elegido en el Draft del 2010. Sí jugó en el verano con los Dallas Mavericks, para luego pasar a los Golden State Warriors. Disputó sólo 10 minutos en 29 partidos y fue transferido a Reno, para la D-League o Liga de Desarrollo. Finalmente, acabó en los New York Knicks, donde parece haber encontrado su lugar.
 El basquetbolista de la franquicia de la Gran Manzana, que está en boca de todos, era un desconocido hace una semana -al punto de que, al ingresar al Madison Square Garden, los hinchas le preguntaban si era el preparador físico-. Su suerte cambio en muy poco tiempo: el equipo neoyorquino estaba pasando por un mal pasaje de la temporada, con sus figuras Carmelo Anthony y Amare Stoudemire no disponibles -por lesión y problemas familiares, respectivamente- y con el destino del entrenador Mike D'Antoni en la cuerda floja. Esto obligó a que Lin salte al escenario.
 Mal no le fue: primero anotó 25 puntos ante los New Jersey Nets, para luego golear con 28 a Utah Jazz y con 23 a los Washington Wizzards. El pasado viernes, llegó su prueba de fuego en el duelo con Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant, quien negó conocer el furor por el de los Knicks y menospreció al base. Su contendiente le respondió con 38 puntos para que, ahora si, Bryant declare: "Es un testamento a la perseverancia y al trabajo duro. Un ejemplo para los chicos y, a la vez, una gran historia". Y, como si fuese poco, le ganó después el duelo al base Ricky Rubio -posiblemente, el MVP Rookie de esta temporada- y sus Minnesota Timberwolves.
  El balance de sus siete días de ensueño fue de cinco victorias y un promedio de 27.3 puntos, 4 rebotes y 8.3 asistencias, lo que sirvió para que la NBA lo haya sombrado como el jugador de la semana de la Conferencia Este.
 Sus 109 puntos en sus primeros cuatro encuentros marcaron un récord para un debutante -pasando los números de un tal Michael Jordan y de Shaquille O'Neal- e igualó el hito de LeBron James al promediar 20 puntos y 7 asistencias en la misma cantidad de partidos.
"No había visto nunca algo así. Sólo una vez en la vida ocurren estas cosas. Será difícil que sea ignorado", señaló el entrenador del jugador de moda, agradecido por haber sido figura en un momento difícil. Incluso su compañero Anthony confesó: "cuando vuelva de mi lesión, quiero que el maneje el balón y siga jugando como lo está haciendo. Lo necesitamos".
 La fiebre por Lin o "Linsanity" parece ser el tema de conversación en este deporte. Pero, más importante aún, llegó a ser noticia en su país natal: la TV regional ya cambió su programación para pasar todos los partidos de los Knicks de Jeremy. Superó los 220 mil seguidores en Twitter y los 350 mil en Facebook. Su equipo también aprovecha el boom: los niveles de televidencia subieron un 70 por ciento y el precio de su camiseta aumentó un 27 por ciento.
 No es detalle a menospreciar que el mercado asiático vuelva a mirar la competición: el retiro de Yao Ming había provocado una baja de ingresos correspondientes a publicidad y contratos con empresas deportivas de esa región. En la era de Yao, los Rockets habían firmado contrato con ANTA, una marca de indumentaria y zapatillas de básquet, por muchos millones -además de haber ganado gran cantidad de fans- El hecho de que en el All-Star Game del 2002 haya sido el pivot titular por encima de O'Neal -el mejor basquetbolista del mundo en ese tiempo- porque había sido el interior más votado, o que el chino haya conseguido en el 2004 el récord de más votos en un Juego de Estrellas, con un total de 2.558.278 -por encima de Jordan- gracias a los de China, lo dicen todo. La liga necesita un impulso y una ayuda económica que venga desde afuera, más aún en una temporada acortada luego de que jugadores y propietarios se hayan juntado para hacer un nuevo balance de ganancias.
 Algunos menosprecian lo hecho por el de Palo Alto y no creen que llegue lejos. El boxeador estadounidense Floyd Mayweather dijo: "Es un buen jugador, pero todo el revuelo es por ser asiático. Los negros hacen eso todas las noches". ¿Será el comienzo de una carrera prometedora o sólo algo pasajero? eso no parece importar por ahora: D'Antoni, los Knicks, los asiáticos y la NBA le agradecen.




domingo, 5 de febrero de 2012

El fútbol de Egipto se bañó en sangre

   Lo que parecía un simple partido de fútbol entre los Al Masry y Al Ahly egipcios terminó en una de las peores tragedias de la historia del fútbol y, quizás, del deporte. Diferencias entre las hinchadas de ambos equipos -más políticas que futbolísticas- condujeron a una masacre que dejó un saldo de 74 muertos y más de mil heridos.
 Todo sucedió el pasado primero de febrero en el estadio del Al Masry, en Port Said. Al finalizar el encuentro, que terminó 3 a 1 para los locales, los hinchas entraron al campo de juego para enfrentarse con sus rivales. No importaba si eran jugadores, del cuerpo técnico o hinchas. Hubo piedrazos, botellazos, sillazos, enfrentamientos cuerpo a cuerpo, con cuchillos, bombas molotov y armas de fuego.
 Oscar Elizondo, argentino que trabaja en el Al Ahly como analista, vivió todo en carne propia. "Parecía una guerra. Nunca en mi vida imaginé vivir una cosa así. Fue muy fuerte, todavía estoy temblando, shockeado. Vi morir gente al lado mío, y yo me salvé de milagro. Corrí hacia el vestuario lo más rápido que pude, sin mirar atrás o sin darme vuelta para ver quien me golpeaba o me perseguía. Cuando llegué junto con los jugadores, nos mirábamos las caras y veíamos cómo simpatizantes venían a pedir ayuda, ensangrentados o agonizando. Los jugadores lloraban de impotencia por ver cómo morían delante nuestro", declaró.
 Todo terminó en un infierno, con gente muerta y herida en el campo de juego y en los vestuarios. Los jugadores y algunos hinchas visitantes tuvieron que regresar a El Cairo en aviones. Luego, el ejército desplegó tropas para contener a los violentos y evitar más cruces.
 ¿Por qué razón sucedió esta revuelta? Si bien ambos equipos tienen cierta rivalidad futbolística, todo apunta todo está relacionado con la caída del régimen de Hosni Mubarak, dictador egipcio que gobernó durante 30 años -hasta el 11 de febrero del año pasado, cuando fue derrocado-. Desde entonces, el mandó fue tomado por una junta militar -integrada por muchos seguidores Hosni, que mantuvieron la "Ley de emergencia" -. "Los sucesos de Port Said fueron planificados y son un mensaje de los partidarios del antiguo régimen", señaló el diputado Esam Al Erian en un comunicado publicado en la página web del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), formación política que está vinculada a los Hermanos Musulmanes.
 Se dice que los fanáticos del Al Ahly fueron participes en la lucha por derrocar la dictadura, y hasta se los vio festejar la huida de Mubarak en la plaza Tahrir de El Cairo. Los del Al Masry eran partidarios del dictador y por eso buscaron la confrontación. Todo parece muy sospechoso y premeditado, como también la actitud de las fuerzas de seguridad que estaban en la cancha -cerca de tres mil efectivos, que no interfirieron para detener la batalla-.
 Mientras sigue la incertidumbre, el Gobierno aceptó la dimisión del gobernador de Port Said, el general de división Mohamed Abdulah, y cesó a los dos mandos policiales responsables de los incidentes en el estadio de fútbol de esa localidad. También fueron destituidos todos los miembros de la Junta Directiva de la Federación de Fútbol Egipcia que, tras la tragedia acontecida, decidió anular todos los encuentros de la jornada.
 Los habitantes o personas relacionadas con las víctimas realizan huelgas, movilizaciones y actos de vandalismo en señal de queja con lo sucedido. Se seguirá buscando al culpable de este hecho, que parece estar cubierto por ahora por un velo o una "mano invisible", como dicen en el país. Todavía hay muchas cosas por debelarse, aunque una es segura: la guerra se cobró la vida de muchos, y el deporte vuelve a ser el escenario de otra tragedia.