Finalmente, el domingo pasó lo que muchas personas esperaban y lo que muchas otras temían: la agonía de River Plate llegó a su fin y se produjo su descenso a la segunda división, después de una serie contra Belgrano de Córdoba que finalizó 1-3 para los millonarios -0 a 2 en la ida y empate en 1 en el Monumental- y que terminó de sepultar a un club con una historia centenaria.
Más allá de sentimientos encontrados y del goce de los hinchas de Boca o de los que simplemente deseaban que pase lo que pasó hay que concientizarse que, con este hecho, el fútbol argentino está de luto. Porque perdió a un grande. Ese que tantas veces se consagró campeón local -33 veces, el máximo ganador- y que supo ser campeón continental y del mundo, pero que en el último tiempo comenzó a hundirse en una depresión, para no volver a levantarse jamás.
En este nuevo siglo, el club que estaba acostumbrado a levantar copas comenzó a perder con el tiempo protagonismo en los torneos internacionales y en alguna ocasión conseguía el torneo argentino.Luego del primer puesto en el Clausura 2008, el equipo quedó en la última posición por primera vez en su historia -en ambas ocasiones fue dirigido por Diego Simeone, que no terminó su contrato-. Eso fue un detonante, ya que el promedio disminuyó mucho y los de Núñez bajaron varias posiciones en la tabla.
Luego se hilvanaron muchas malas campañas, que seguían comprometiendo a los riverplatenses. Desde ese título de 2008, los millonarios no pudieron repetir en Argentina y en las Copas Libertadores y Sudamericana no eran protagonistas, al punto de que en los últimos años no se podían clasificar.
Todo esto desembocó en la aproximación a la zona roja, esa que los clubes grandes -salvo Racing en los años recientes- nunca miran, porque "no están para esas cosas", según algunos fanáticos.
Aquí entra en discusión un concepto que el hincha repite hasta el cansancio: que un club grande no puede descender. ¿Esto es verdad? según parecía era improbable que River bajara a la B Nacional por ese rotulo, lo que es una gran mentira.
Hay que recordar para que se hizo el sistema de promedios: para evitar que los denominados grandes como Boca, Independiente o el mismo River desciendan. Si no fuera por este cambio, el equipo hubiera bajado cuando quedó último.
A todos estos problemas deportivos, hay que agregarle los problemas dirigenciales y económicos: la presidencia de José María Aguilar fue pésima, ya que se él mismo se encargó de vaciar la billetera antes llamada millonaria. Y Daniel Pasarella lo siguió, ya que aumentó la deuda de 140 millones de pesos a 220 millones.
Otro tema es el poco criterio para traer jugadores. El dinero entrante por las ventas de grandes futbolistas de la cantera como Pablo Aimar, Andrés D'Alessandro o Gonzalo Higuaín, entre otros, pareció desaparecer. Y, a cambio de la ida de estas grandes promesas o joyas, -además de la mayoría del plantel campeón con Simeone- se trajeron a otros que no estaban a la altura, tanto del club como de las circunstancias. Éste es el ejemplo de Rodrigo Archubi, Diego Barrado, Robert Flores y Gustavo Canales. Incluso la tan hablaba llegada de Cristian Fabbiani terminó siendo una contratación errada.También hay que nombrar a varios técnicos que no pudieron resolver los problemas futbolísticos: Leonardo Astrada, Néstor Gorosito, Angel Cappa y el mismo Juan José López, que no supo conducir un plantel con jugadores jóvenes incapaces de enfrentar esta realidad o tuvo confrontaciones con una de las figuras, Diego Bounanotte -uno de los únicos sobrevivientes del último campeón-.
A pesar de que la última temporada fue buena, -se sacaron 57 puntos- no bastó para subir el promedio lo suficiente para evitar la promoción contra Belgrano, contra quién luego perdió el partido de ida dando una muy mala impresión.
Así terminó la historia de River en primera: con un equipo que daba pena, lleno de chicos que dieron la cara en esta crisis -como Erik Lamela, Rogelio Funes Mori o Daniel Villalba- y en un Estadio Monumental lleno de gente enojada y frustrada por el final de la estadía en la primera división.
Ahora viene la parte más difícil, porque si la gente piensa que el descenso era lo peor, se equivoca: ahora sólo entraran a la entidad 4 millones de pesos por derechos deportivos, casi 30 menos que con Fútbol Para Todos. Además, los fanáticos no podrán llenar las canchas de sus contrincantes, ya que el visitante no puede ir a los partidos en el torneo Nacional B, lo que también hará que se pierda dinero. Todo esto en una competencia mortal y nueva para el club.
La esperanza está en que ahora se hagan bien las cosas para salir de la crisis, comenzando con el armado de una nueva plantilla de jugadores, ya que muchos se irán -entre ellos Juan Pablo Carrizo y Mariano Pavone, dos de las figuras y de los referentes-. Pero si todos obran para el mismo lado, es posible resolver esta problemática. Después de todo, no es el primer grande del fútbol mundial que baja de nivel: otros ejemplos son el Manchester, el Arsenal y el Liverpool de Inglaterra, el Milan y la Juventus en Italia y el Atlético Madrid español. Y al igual que todos ellos, River volverá de las cenizas, más tarde o más temprano.