lunes, 14 de mayo de 2012

Kun Agüero: el soñador

   Si no fuese por Lionel Messi -el mejor futbolista del mundo y uno de los mejores de la historia- Sergio Agüero sería sin dudas el mejor jugador argentino del planeta. Los récords que quiebra el rosarino del Barcelona y sus actuaciones descomunales de cada fin de semana minimizan a los demás "terrestres" y eclipsan lo que hace el ex Independiente, que está formando año a año una carrera genial y demostrando que, con el corazón, fútbol y sueños, se puede llegar muy lejos.
 Agüero comenzó a labrar su camino en Independiente, en donde debutó a los 15 años -récord en Argentina- y brilló con sus primeros destellos, enamorando a los hinchas del fútbol argentino con su carisma, su buen juego y sus grandes goles -como en los clásicos ante Racing Club, al que le anotó 3 veces en la misma cantidad de encuentros-. 56 partidos y 23 tantos fueron los números de la perla de la cantera del rojo de Avellaneda.
 Ya de joven también inició su relación con la camiseta de la selección nacional -quizás, la que más alegrías le dio y la que mejor le queda- ganando dos mundiales juveniles -el de 2005, con Messi de compañero, y el de 2007, en el que fue figura y goleador- y una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
 Su siguiente destino fue Madrid, a donde emigró en el 2006. No el Real, sino el Atlético. Ese club destinado a vivir a la sombra del equipo blanco. Ese club que ganó Liga y Copa en la temporada 1995/96, para descender al año siguiente. Ese que tiene a la hinchada más fiel de su lado, como también a la mala suerte. Y que, además, perdió al niño Fernando Torres, que se había ido al Liverpool inglés. El Kun llegó, entonces, con la tarea de devolverle la gloria perdida al colchonero y a hacer olvidar al último ídolo rojiblanco.
 Sus 5 años en el Atleti despejaron todas las dudas: 101 goles -entre ellos, tres al Real Madrid y seis al Barcelona- 2 títulos (Europa League y Supercopa de Europa 2010) y un sinfín de alegrías, cómo la clasificación a Champions League en el 2008, después de 10 años. La maldición se había roto, el equipo era uno ganador otra vez.
 Aunque no pudo ganar nunca el derby de Madrid -que ahora tiene una hegemonía blanca de 12 años- el argentino sí tuvo dos grandes victorias contra los blaugranas en el Vicente Calderón: recordado un 4 a 2 -con dos goles y dos asistencias suyas en, quizás, su mejor presentación- y un 4 a 3 en el que hizo un doblete y definió todo en el último minuto. Sus dos tantos al Chelsea en un 2 a 2 en la Champions 2009 fue lo que permitió a los madrileños quedar en la Europa, en la que vencieron al Fulham por 2 a 1 en la final 2010 -con dos asistencias del 10 para Diego Forlán, su mejor aliado en el equipo-. Meses después, anotó para derrotar al club campeón del mundo, el Inter de Milán, por 2 a 0.
 Sergio dejó Madrid siendo capitán y figura indiscutible para un Atleti que clasificó a Europa -como cada año que el crack estuvo en el plantel- puramente por su magia, ya que Forlán no jugaba por problemas con el técnico y la dirigencia y el resto del equipo estaba en un nivel muy bajo. Su último partido fue contra el Mallorca: 4 a 3 con triplete del delantero. Sin embargo, la hinchada no le perdonó su salida al Manchester City a mediados del 2011. Quizás por alguna declaración del de Argentina, que pidió que lo dejarán ir para cambiar de club y crecer. O quizás porque sentían la impotencia que generaba la ida de su último gran estandarte.
 En medio de las negociaciones con el City, Agüero disputó la Copa América en Argentina. La selección tuvo un nivel bajísimo y quedó afuera en cuartos de final contra Uruguay -luego campeón- por penales. En esta copa, mostró su gran categoría con 3 goles en 4 partidos -uno en el empate en uno contra Bolivia, en el partido inaugural, y dos ante Costa Rica-. Estas actuaciones, sumadas a varias anotaciones importantes hechas en las eliminatorias para el Mundial 2010, confirmaron que siempre que viste la camiseta albiceleste, cumple con creces. Más tarde, anotaría en el triunfo clave ante Colombia para el torneo clasificatorio a Brasil 2014, aumentando más sus números y su efectividad con el combinado nacional.
 Pero el capítulo final de esta historia es el más sorprendente. Esta es la parte en la que Agüero confirma que es un grande de verdad y que, como un libertador, conquista y llena de gloria a cada lugar al que va. En su primer temporada en el Manchester City, fue la clave para que los citizens quiebren su maldición de 44 años y ganen la Premier League ante, nada más ni nada menos, que el United, su clásico rival.
 En una de las definiciones más apretadas y sorprendentes de la historia del fútbol inglés, el City -que fue puntero durante casi toda la temporada, pero que tropezó y quedó a falta de pocas fechas a 8 puntos del United, casi sin esperanzas- logró el campeonato en el último minuto del torneo, derrotando en el Etihad Stadium al Queen's Park Rangers por 3 a 2 -luego de estar abajo por dos goles en los 90 minutos-.
 El autor del gol del triunfo fue, claro, el Kun -que terminó la temporada con 30 anotaciones, récord personal-. La liga terminó con los dos equipos de la ciudad empatados en puntos, pero con los celeste con una diferencia de gol de ocho con los reds. Esta ventaja fue conseguida gracias a los dos triunfos en el clásico -si, el City le ganó ambos duelos al más campeón de Inglaterra- por 6 a 1 y 1 a 0.
 De esta manera, la mitad ahora rica de Manchester volvió a la gloria después de cuatro décadas, de la mano del pequeño argentino que aparece en los grandes momentos. El que derrocha magia a donde vaya. El que triunfa en donde se lo proponga. El que no para de crecer.
 El Kun es verdaderamente un ejemplo de lo que un futbolista debe hacer para llegar a la gloria. Siempre poniéndose nuevos objetivos y con ganas de crecer, el Romario moderno continuará agigantando su historia. La de un ganador, la de un soñador. Grandeza y humildad.









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