
El boxeador argentino, que derrocó en el Madison Square Garden de New York al inglés Macklin por nocaut técnico en 11 rounds, buscará arreglar su lucha contra el hijo de la leyenda mexicana por el título mediano CMB, que le fue arrebatado en el hace 2 años de manera injusta por la mano negra que cubre al boxeo y maneja las cosas a su antojo.
Martínez se había coronado campeón mundial de los medianos, en Atlantic City, al tirar al estadounidense Paul Williams en la segunda ronda -en el que fue nombrado noqueo del año por la revista The Ring, la "Biblia del boxeo"-. Luego de ganar el cinturón, la CMB lo nombró "Campeón emérito", una jugada para poder quitarle así el verdadero título y dejarlo vacante para que Chávez Jr lo obtenga posteriormente. Desde entonces, Sergio luchó dentro y fuera del ring, buscando la oportunidad para recuperar lo que ganó peleando y le quitaron en un escritorio. Éste no es un caso novedoso, ya que es sabido que los representantes y las organizaciones del mundo de este deporte suelen organizar peleas para promover luchadores y futuros campeones -por más que sea a cuesta de bajarle el pulgar a los que hacen bien las cosas y se ganan su gloria por derecho-.

"Creo que finalmente se arreglará todo para la pelea, que se va hacer en septiembre y en Las Vegas. Ojalá se haga realidad, ya que vengo peleando y entrenando muy duro para volver a ser el campeón. Lo merezco", declaró el quilmeño, que deberá no sólo derrocar al joven Julio, sino a los que le arrebataron lo que era suyo.
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