domingo, 24 de junio de 2012

LeBron James y su "redención"

   Mucho se habló de LeBron James y su deber de ganar un campeonato, de logar su "redención", para callar a los críticos que dudan de su grandeza. Poco puede reprochársele ahora a James, que ganó el título del 2012 con el Miami Heat gracias a una temporada que lo configura no sólo como el mejor basquetbolista del mundo, sino como uno de los más grandes de las historia de este deporte.
 El alero del Heat jugó un año que será recordado por siempre y quedará en los libros como uno de los más sorprendentes y completos de la liga. Comenzó con una temporada regular en la que hizo de todo y muy bien: promedios de 27.1 puntos, 7.9 rebotes, 6.2 asistencias y 1.8 robos en 37.5 minutos, todo con gran porcentaje de efectividad de .531 en tiros de campo. Con este rendimiento, lideró a Miami -que tuvo a su ídolo, Dwyane Wade, afuera por 16 partidos de los 66 por lesión- al segundo puesto en la Conferencia del Este y a él a su tercer premio de Jugador Más Valioso o MVP -su tercero en cuatro años-.
 Pero su página dorada, su mayor logro hasta ahora, fue su postemporada heroica. Una postemporada en la que llevó a los de la Florida a la cima de la NBA, aunque no sin sufrir en cada serie. Un 4-1 en la primer ronda ante los New York Knicks de Carmelo Anthony, que dio pelea solo hasta que pudo. Un 4-2 ante los Indiana Pacers, que aprovecharon la lesión abdominal de Chris Bosh y la de rodilla de Wade para ponerse 2-1 con ventaja de localía, pero que luego sufrieron al "Rey". Unos orgullosos Boston Celtics, que pasaron de un 0-2 a un 3-2 con chance de liquidar en casa, pero que se vieron minimizados por un inolvidable sexto partido de "LBJ" -45 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias en su mejor actuación y una de las más grandes de la historia de los playoffs, por el momento y la presión- y un séptimo encuentro en el que el Big 3 de James, Wade y Chris Bosh brilló. Y, finalmente, un 4-1 contra un joven Oklahoma City Thunder, que ganó el primero pero luego fue arrollado por la mejor versión de "Bron" en unas finales -lo que le mereció el trofeo al mejor de las finales, juntó con la copa-.
 El de Akron había llegado a la última instancia en dos ocasiones, pero nunca pudo conseguir la gloria. En 2007, perdió con Cleveland por 4 a 0 ante San Antonio Spurs, mientras que en 2011 fueron los Dallas Mavericks los que le robaron con un 4-2 la oportunidad de campeonar. La tercera fue la vencida: el Thunder de Kevin Durant, Russel Westbrook y James Harden sucumbió ante el Heat de LeBron, que logró su primer título y calló a todos los que lo tildaban de perdedor y que habían declarado que nunca ganaría un título.
 La verdad es que la estrella de la liga nunca la tuvo fácil para llegar a la meta: fue drafteado en 2003 por los Cleveland Cavaliers, una franquicia que nunca había ganado un torneo y que tenía un plantel de muy baja calidad. Esto, sumándole la presión que tenía un chico de 18 años que se había salteado el basketball universitario -del High School pasó al Draft, gracias a sus partidos en el colegio que llevaron a que el periodismo lo catalogara como "El Elegido"- de ganar con un conjunto perdedor, complicaba el panorama.
 Su talento y el amor que tenía por el club de su ciudad, Ohio, le permitieron colocar a unos mediocres "Cavs" en la cima de la liga por varios años en la temporada regular. En 2007, dejó de ser promesa al eliminar a los Detroit Pistons, que estaban 2 a 0, gracias a un quinto juego recordado -en un encuentro que quedó en la memoria de todos, anotó 48 puntos, los últimos 25 del equipo, para ganar en doble tiempo extra-. Sin embargo, los Spurs barrieron en la última ronda. En 2008, los Celtics lo eliminaron en siete juegos las finales del este, a pesar de sus 45 tantos en el choque definitivo. En 2009, año en que llevó a los Cavaliers a la primer posición en la temporada regular -primera vez en la historia- y ganó su primer MVP, el Orlando Magic los venció en seis juegos. En 2010, los suyos volvieron a mandar en los primeros 82 partidos y repitió el premio al más valioso, pero Boston rompió las ilusiones en las semis del este por 4 a 2. Los Celtics terminaron siendo su bestia negra en esta etapa, ya que el jugador número 23 de Cleveland terminó allí su contrato y, siendo agente libre, dejó la ciudad para cambiar de equipo.
 Hasta aquí, poca gente ponía en dudas a James, ya que cargaba él solo a un equipo en una cruzada casi imposible. Pero su "Decisión" de irse a Miami, junto a Wade y Bosh -y la manera de anunciarlo, en un show televisivo- llevó a que sus ex fanáticos quemaran su camiseta y todo el mundo de básquetbol en Estados Unidos odiara al "Big Three". Esto, sumado a la fiesta de bienvenida de las estrellas a Miami y la promesa del ahora número 6 de "No sólo un título, no dos, no tres..." provocaron el descontento de todos. Fueron insultados y silbados en cada estadio -ni hablar en Cleveland, donde lo trataron de traidor-. Sus declaraciones tampoco ayudaron: al quedar afuera en la final ante los Mavericks en 2011, tuvo muy mal trato con la prensa y fue tildado de "egoísta" y "malcriado".
 También fueron muchos los que decían que había elegido el camino fácil al juntarse con otras estrellas de la NBA. Algo que no es del todo cierto: Jordan necesitó a Pippen y Rodman, Magic a Abdul-Jabbar, Duncan a Robinson, Parker y Ginóbili, Garnett a Pierce y Allen, Kobe a O'Neal y luego a Gasol, y así muchos otros. Ninguna estrella ganó nada sola, todos necesitan un equipo que la respalde. Un jugador gana partidos, pero un equipo campeonatos.
 Otra de las cosas que se dijo era que no terminaría de consagrarse o no estaría entre los más grandes porque no poseía un anillo. Esto es totalmente erróneo: sólo hay que recordar a enormes basquetbolistas como Patrick Ewing, Karl Malone, John Stockton o Charles Barkley, que serán siempre apuntados como algunos de los mejores, pero que tampoco fueron campeones.
 Terminada la campaña 2010-2011, el periodismo y los fans lo señalaron como el responsable del fracaso deportivo por su poca participación en las finales por el campeonato. Pudo darlo vuelta un año después: promedio 28.6 puntos, 10.2 rebotes y 7.4 asistencias, además de cerrar el torneo con un triple doble para lograr el título.
Con esto pudo saldar su deuda y su "redención", pero lo más sorprendente fue el cambio que tuvo en cuanto a su actitud en este año. Podía vérselo totalmente concentrado y compenetrado para que el Heat ganara, y jugó a un nivel acorde para lograr el objetivo. Y, en los partidos ante Oklahoma, jugó de manera superlativa y con esa mirada que tienen los ganadores y los campeones. El año pasado, se burlaba de un Dirk Nowitzki que jugaba con fiebre y luego lo derrotó, mientras que ahora terminó abrazando a Durant, quien fue señalado como su gran rival durante toda la temporada, para consolarlo.


 Terminado el año y logrado lo que siempre soñó, declaró: "Lo mejor que me pudo haber pasado el año pasado fue perder las finales. En ese entonces, jugaba para demostrarles a todos que estaban equivocados en lugar de jugar mi juego y disfrutar del deporte que amo. Eso me afectó, no era yo. Cuando perdí, me miré al espejo y me dije que debía cambiar. Esa experiencia me hizo sufrir, pero me di cuenta lo que necesitaba para mi y mi equipo. Me hizo ser humilde. Volví al principio y logré lo que siempre soñé. Es el mejor día de mi vida".
 Poco queda para reprocharle a LeBron James afuera de la cancha. Adentro, no hay discusión acerca de su grandeza.



LeBron "King" James:
MVP Rookie (2004)
Mejor quinteto Rookie (2004)
6 Veces en el mejor quinteto
4 Veces en el mejor quinteto defensivo
8 Veces All-Star
2 MVP del All-Star Game (2006 y 2008)
3 MVP de la temporada regular (2009,2010 y 2012)
MVP de las finales (2012)
Campeón NBA (2012)
Goleador de la temporada (2008)
Torneo de las Américas (2007)
Medalla de oro olímpica (2008)










sábado, 9 de junio de 2012

Sharapova sigue con el legado de las grandes tenistas

   Maureen Connolly, Margaret Smith, Billie Jean King, Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf, Gabriela Sabbatini, Monica Seles, Martina Hingis, Lindsay Davenport, Justine Henin, Serena Williams, Venus Williams y Kim Clijsters. Si hay que labrar la historia del tenis femenino con nombres, esos serían los que formarían la lista. Aunque habría que tener en cuenta a partir de hoy -y hacer un balance al final de su joven carrera para ver si merece integrarla- a María Sharapova. La rusa logró el torneo grande que le faltaba: Roland Garros. Y, con el, completo su Grand Slam de carrera y se configura como una de las mejores tenistas de los últimos tiempos.
 Es difícil hacer un contraste de lo conseguido por Sharapova con las más grandes de este deporte. Lejos está de ser equiparada con ellas, pero sí puede ser colocada entre las mejores de la última década y de los últimos años.
 En cuanto a lo que ganaron, su influencia en el mundo tenístico y su gran calidad de juego, las más destacadas de segundo milenio son las hermanas Williams, Justine Henin y Kim Clijsters. 
 La mayor de las Williams, Venus, logró 43 títulos singles, entre ellos siete Gland Slams -ganó Wimbledon en cinco ocasiones y US Open en dos-, pero no consiguió ganar sus finales de Australia en 2003 ni Roland Garros en 2004-. También fue doble medalla dorada en Sydney 2000 y consiguió el dobles en Beijing 2008. 
 Su hermana Serena levantó 41 trofeos, entre ellos trece torneos grandes de todos los colores: cinco abiertos australianos, un abierto francés, cuatro ingleses y tres de Estados Unidos. También logró dos oros en dobles, tanto en Sydney como en Beijing. Ambas lograron el Grand Slam de carrera en dobles, jugando juntas.
 Henin, por su parte, tiene en total 43 copas y siete grandes -un Australia, cuatro Roland Garros y dos US Open- aunque le faltó el abierto de Inglaterra. También fue oro olímpico en Atenas 2004 singles. Clijsters tiene 41 consagraciones, pero no es una gran campeona de Slams: sólo Australia en 2011 y tres US Open, perdiendo finales de Roland Garros en 2001 y 2003 y no pasando de semis en el más antiguo torneo de los cuatro.
 Claramente, éstas fueron las últimas grandes figuras de este deporte, pero con Clijsters sin ganar nada desde el año pasado, Henin retirada y las hermanas estadounidenses en decadencias por problemas de salud y físicos, podría empezarse a analizar a la María como el nuevo estandarte para marcar una época. Tiene sólo veinticinco años, mientras que las ya analizadas pasaron los treinta.
 La rusa tuvo un arranque prometedor de carrera, logrando en 2004 -su segundo año como profesional- el abierto inglés frente a Serena y el WTA Championship -equivalente al Masters masculino-. Aún compitiendo en una época dominada por las Williams, Davenport, Henin y Clijsters, logró meterse en el top ten rápidamente y fue considerada una gran promesa. Luego ganó en Estados Unidos en 2006 y en Australia en 2008 -ante Henin y Ana Ivanovic- y fue número uno, pero las lesiones mermaron su rendimiento y cortaron su reinado. Aún así, consiguió hasta ahora 27 títulos y, con el Roland Garros de hoy, su cuarto Grand Slam, completando la corona de carrera -algo que sólo otras nueve mujeres alcanzaron-. Esto la mete en el lote de las mejores, teniendo mucho tiempo para seguir aumentando sus vitrinas.
 En este 2012, el primer año en mucho tiempo en el que tiene continuidad, ya llegó a la final del Australian, Indian Wells y Miami y ganó Stuttgart, Roma y el torneo parisíno. Desde el lunes, volverá a la cima del Ranking WTA. El futuro dirá, y se podrá ver en unos años lo que Sharapova llegó a ganar y lograr. Por ahora, se puede hablar de ella como la que conquistó Australia, Francia, Inglaterra, América y el mundo. Reina hoy, princesa siempre.




lunes, 4 de junio de 2012

Lionel Messi, sólo en números

   Para los que critican a Lionel Messi, los resultadistas, los tercos, los falsos exitistas -porque si hay algo que Messi logró es el éxito, pero para algunos el éxito de un gran futbolista se puede medir sólo si ganó un Mundial, y eso es una pretención nuestra- o la gente que simplemente y quizás sin razón lo critican, aquí un resumen de la última temporada del delantero -¿delantero?- del Barcelona. Una temporada que fue, hasta para el mismo Lionel, implacable y sin precedentes. Porque si algo demostró "la pulga" es una evolución y proyección realmente sorprendente y que parece no tener fin. Como lo resumió Josep Guardiola, el ahora ex entrenador del equipo culé: "de Messi he aprendido a ser más competitivo de lo que era cuando llegue".
 En julio del 2011, fue elegido Patrimonio Deportivo de la Humanidad. Un mes después, metió tres goles ante Real Madrid en la serie de la Supercopa de España -además de convertirse en el máximo anotador del trofeo, con 8 gritos-. Pocos días más tarde, hizo un tanto ante el Porto y se quedó con la Supercopa de Europa -la única competencia en la que Lionel no había logrado registrar goles-. Y ese mismo mes, fue elegido como Mejor Jugador de la UEFA durante la temporada 2010/2011 -un premio novedoso y que aún el argentino no poseía en sus amplias vitrinas-.
 Tiempo más tarde -sólo un poco, porque sabemos que Messi nos acostumbró a romper récord con más rapidez de la que uno tarda en encontrarle uno nuevo- destronó a los máximos artilleros blaugranas: Kubala y César Rodríguez, con 192 y 235, respectivamente. Sin ser delantero centro ni alto, arrolla las defensas rivales y se convierte en el más goleador de todos, sin ser un tanque como Torres, Drogba, Huntelaar, etc. -¿o si lo es?-.
 En diciembre, fue anunciado como el segundo mejor jugador de la historia de la Champions League, detrás de Zinedine Zinane -y, seguramente, lo desplazará en el futuro-. Dos días después, pasó a ser el extranjero con más presencias en el Barca, en un partido ante el Madrid. Y terminó el año con todo: volvió a ganar el Mundial de Clubes, goleando por 4 a 0 en la final al Santos de Neymar, campeón de la Copa Libertadores.  Aquí otro rasgo de Leo Messi: el periodismo y los fanáticos del fútbol lo siguen enfrentando con jugadores que van apareciendo, y el demuestra año a año lo lejos que están todos de él y que está en un nivel superlativo -un nivel que no decae y que crece campaña tras campaña-. Como pasaron Rooney o Kaká, también quedó relegado Neymar, que le pidió la camiseta a su ídolo y declaró al terminar la final que había aprendido a jugar al fútbol ese día. Quizás el único futbolista que parece no bajar de revoluciones y aumenta sus números con las temporadas es Cristiano Ronaldo, aunque este también sea inferior al rosarino.
 Comenzamos el 2012: persona más popular del globo, según la revista Time, y tercer Balón de Oro. En marzo, anotó cinco veces contra el Bayern Leverkusen en Liga de Campeones -primero que lo hace-. Luego acabaría empatando la marca de Altafini con 14 goles en la competición, siendo el que más rompió redes en la copa europea por cuarto año consecutivo. Y en liga, pasó los 34 goles del brasileño Ronaldo y se anotó como el que más convirtió en una temporada como azulgrana. Terminó con un título al ganar la Copa del Rey ante el Atlhetic Bilbao de Marcelo Bielsa, despidiendo a Josep Guardiola con otra vuelta.
 Finalmente, acabó el año futbolístico en Europa con 73 goles entre todas las competencias -quebrando, cuando no, otro récord: máximo goleador europeo en una temporada-. Como consecuencia, ganó el Pichichi en España y la Bota de Oro en el continente -nadie consiguió dos como él- con 50 y 73, respectivamente. ¿Algo más para alcanzar le faltó a este joven de 24 años?.


Temporada 2011/2012 de Messi:
Con Barcelona:
4 títulos: Supercopa de España, Supercopa de Europa, Mundial de Clubes y Copa del Rey -metió goles en todas las finales-.
73 goles en 60 partidos -promedio de gol de 1,21-. 50 en Liga, 14 en Champions, 3 en Copa, 4 en Supercopas y 2 en Mundial de Clubes-.
Siete veces hizo 3 goles, dos veces hizo 4 y una vez cinco.
Máximo goleador histórico del Barcelona, con 253 tantos en 329 juegos.

Con Argentina:
6 anotaciones en 8 encuentros -23 en 69 en total-.
Cuarto máximo artillero albiceleste, empatado con Luis Artime y por encima de Leopoldo Luque y Daniel Passarella

Total de títulos: 21 -5 Ligas, 3 Champions, 2 Copas del Rey, 5 Supercopas españolas, 2 Supercopas europeas, 2 Mundiales de Clubes, 1 Mundial Sub-20 y un oro olímpico-.





viernes, 1 de junio de 2012

Obras y Peñarol: los proyectos rinden frutos

   No es casualidad que Obras Sanitarias y Peñarol de Mar del Plata -números 1 y 2 de la temporada regular, respectivamente- hayan llegado a las finales de la Liga Nacional de Básquetbol. Además de su filosofía de juego, plantel de jerarquía y entrenadores consolidados, tienen algo que mucho se promete y poco se cumple, tanto en este deporte como en general: un proyecto a largo plazo.
 El club de Capital Federal, que terminó líder tanto en esta temporada como en la anterior, se armó y preparó para grandes cosas con el regreso de Julio Lamas, luego de un año sabático. Luego, repatriaron a Juan Gutiérrez, hijo pródigo del Tachero, quién terminó como MVP este año. Es la piedra angular, pero está bien rodeado de jugadores como Martín Osimani, Alexis Elsener, Alejandro Konsztadt, Julio Mazzaro y Tyler Field. Todos ellos seguirán la siguiente campaña, lo que aumenta las expectativas para seguir viendo a este equipo que tan buen juego despliega. El que no continuará será Lamas, que ya ha anunciado que se dedicará de lleno a preparar a la Selección Argentian para los Juegos Olímpicos de Londres. De todas formas, la base está y, si se piensa a futuro, los resultados llegarán.
 Peñarol es un caso aparte: el flamante tricampeón de la LNB -luego de vencer por 4-2 a Obras en la final- comenzó su reinado en 2007, cuando fue a buscar a Sergio Hernández -que ahora tiene seis Ligas entre Peñarol, Estudiantes y Boca-. Con Oveja, terminaron teceros en 2008 y segundos en 2009. Luego, dio el golpe al contratar a Leo Gutiérrez -el que más campeonatos tiene, con nueve-. El plantel se completó con basquetbolistas de las inferiores como el alero Marcos Mata y el base Facundo Campazzo, claves para el éxito del conjunto de Mar del Plata, y las incorporaciones de Martín Leiva y el extranjero Kyle Lamonte, -el único en la plantilla, a diferencia de los demás clubes que abusan de los jugadores de afuera-. El resultado es un equipo sólido, con temperamento, oficio y actitud ganadora.
 Este grupo, fruto de grandes decisiones dirigenciales y de trabajo de las inferiores y del técnico, es la razón por la cual el marplatense se transformó en tan poco tiempo en una dinastía, de las más grandes de la historia de la liga. Los números lo demuestran: 11 títulos en 6 años -las tres ligas consecutivas, dos Ligas de las Américas, tres Súper 8, una Copa Argentina y dos Interligas-.
Peñarol y Obras: dos ejemplos de proyectos verdaderos, dos grandes futuros. La gran final da muestra de ello.