No es casualidad que Obras Sanitarias y Peñarol de Mar del Plata -números 1 y 2 de la temporada regular, respectivamente- hayan llegado a las finales de la Liga Nacional de Básquetbol. Además de su filosofía de juego, plantel de jerarquía y entrenadores consolidados, tienen algo que mucho se promete y poco se cumple, tanto en este deporte como en general: un proyecto a largo plazo.
El club de Capital Federal, que terminó líder tanto en esta temporada como en la anterior, se armó y preparó para grandes cosas con el regreso de Julio Lamas, luego de un año sabático. Luego, repatriaron a Juan Gutiérrez, hijo pródigo del Tachero, quién terminó como MVP este año. Es la piedra angular, pero está bien rodeado de jugadores como Martín Osimani, Alexis Elsener, Alejandro Konsztadt, Julio Mazzaro y Tyler Field. Todos ellos seguirán la siguiente campaña, lo que aumenta las expectativas para seguir viendo a este equipo que tan buen juego despliega. El que no continuará será Lamas, que ya ha anunciado que se dedicará de lleno a preparar a la Selección Argentian para los Juegos Olímpicos de Londres. De todas formas, la base está y, si se piensa a futuro, los resultados llegarán.
Peñarol es un caso aparte: el flamante tricampeón de la LNB -luego de vencer por 4-2 a Obras en la final- comenzó su reinado en 2007, cuando fue a buscar a Sergio Hernández -que ahora tiene seis Ligas entre Peñarol, Estudiantes y Boca-. Con Oveja, terminaron teceros en 2008 y segundos en 2009. Luego, dio el golpe al contratar a Leo Gutiérrez -el que más campeonatos tiene, con nueve-. El plantel se completó con basquetbolistas de las inferiores como el alero Marcos Mata y el base Facundo Campazzo, claves para el éxito del conjunto de Mar del Plata, y las incorporaciones de Martín Leiva y el extranjero Kyle Lamonte, -el único en la plantilla, a diferencia de los demás clubes que abusan de los jugadores de afuera-. El resultado es un equipo sólido, con temperamento, oficio y actitud ganadora.
Este grupo, fruto de grandes decisiones dirigenciales y de trabajo de las inferiores y del técnico, es la razón por la cual el marplatense se transformó en tan poco tiempo en una dinastía, de las más grandes de la historia de la liga. Los números lo demuestran: 11 títulos en 6 años -las tres ligas consecutivas, dos Ligas de las Américas, tres Súper 8, una Copa Argentina y dos Interligas-.
Peñarol y Obras: dos ejemplos de proyectos verdaderos, dos grandes futuros. La gran final da muestra de ello.
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